Había una vez una cucaracha que siempre miraba las piernas de las mujeres cuando caminaban.
Un día el zorro le dijo:
_Me han contado que tú vez las piernas de las mujeres.
_ ¡Claro! ¡Veo feas y bonitas! _Dijo la cucaracha.
_Yo también quiero ver las piernas de las mujeres
A ella se le ocurrió una idea:
_Hermano zorro, hagamos una cosa: Yo te hago un hueco en el suelo, tú te metes ahí, te tapo con tierra, y sólo te dejo fuera los ojos para que mires.
_ ¡Ya! ¡Estoy de acuerdo! _Dijo el zorro.
Después de esto, pasó una mujer por el camino. Iba tejiendo mientras caminaba. Vio unas piedras brillantes en el suelo y se sorprendió.
_Voy a ver si son piedras _ Dijo ella mientras picaba una con su palillo.
El zorro salió corriendo de su escondite sin haber visto nada. Se fue a ver al conejo que estaba atado en una choza, encerrado allí porque había comido las zanahorias del rey.
_ ¿Por qué estas encerrado y amarrado aquí?
_ Estoy aquí porque va a venir la hija del rey y me voy a casar con ella _ Dijo para engañarlo.
_ ¡Yo soy el que va casarse con la hija del rey!
_ ¡Ven! Desátame y ponte en mi lugar, si quieres que te encuentre aquí.
Así lo hizo el zorro. El conejo le aconsejó:
_Cuando toquen el bombo, comienza a bailar.
Finalmente, llegó el rey a la choza.
_ ¿Tú eres el que has comido mis zanahorias?¡Ahora vas a ver!
_ ¡Yo quiero casarme con su hija!
_ ¡Ahorita te suelto y te saco de aquí!
Pero prendió fuego a la choza y comenzó a bailar porque el fuego sonaba.
Se quemó la choza con el zorro. A lo lejos el conejo se reía malévolamente.
AUTORAS:
- Kely Judith Angulo Palacios
- Gladys Burga Marinho